Adiós a la playa, a la siesta, a trasnochar, a no tener horarios, a no pensar en lo que nos incomoda… ¿Adiós? ¿Dónde está escrito que el final de las vacaciones sea el inicio de una condena? Tendemos a idealizar las vacaciones y a pensar en el resto de año como una serie de calamidades. Pero la realidad es que ni las vacaciones son tan perfectas ni las semanas que restan tan horribles.
La actitud positiva es determinante para retomar el trabajo de la mejor forma posible. Hoy hos traemos una serie de consejos para hacer menos dura la vuelta a la rutina.

  1. Hay que centrarse en la realidad. Es muy difícil volver a la rutina pensado lo mucho que se ha disfrutado durante las vacaciones. Hay que enfrentarse al día a día con los aspectos más agradables de la rutina y olvidar aquellos pensamientos que nos trasladen de nuevo al pasado y a opciones que ya no son factibles.
  2. Hay que respetar cada día el tiempo para uno mismo. Es necesario programar un tiempo de ocio personal -ya sean 15 minutos o 2 horas- pero se hace imprescindible un tiempo de disfrute personal para ajustar la vida a los nuevos ritmos de la rutina.
  3. Pensar a corto plazo. En vez de soñar con el próximo verano hay que hacerlo con el próximo fin de semana. La meta corta estimula, la muy larga, incomoda. Empezar la cuenta atrás para las próximas vacaciones es una de las peores ideas que se pueden tener.
  4. Agradece tu tiempo de vacaciones. Hay que tener en cuenta que no todo el mundo puede disfrutar de un tiempo de vacaciones. Todo aquel que ha tenido ese “lujo” este verano debe tenerlo en mente a la hora de volver al trabajo con actitud positiva.
  5. Es muy útil incorporar hábitos de las vacaciones a la rutina del trabajo. Por ejemplo el hecho de desayunar con tiempo leyendo el periódico es algo asociado al tiempo libre, pero es posible hacerlo sin mayor esfuerzo cada día antes de ir a trabajar.

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