Cuando pensamos en destinaciones sostenibles Benidorm no es la primera opción que nos viene a la mente… ni la decimoquinta. A pesar de ello, la ciudad valenciana lleva este prestigioso distintivo y con mucho mérito. Hoy descubriremos las claves de su peculiar modelo urbanístico y su impacto a nivel medioambiental.

Encajada entre el mar y la montaña, la ciudad de Benidorm no tuvo más remedio que crecer verticalmente para albergar a los turistas que llegaban a la península durante los años 60 y 70 en busca de sol en una España gris marcada por la dictadura. Así pues, en cuestión de poco tiempo, Benidorm pasó de ser un pueblo pescador a convertirse en uno de los núcleos turísticos más importantes de la costa. Considerada la tercera ciudad europea en número de rascacielos, el verano pasado ocupó el cuarto puesto en la lista de destinos con más pernoctaciones en España según datos del INE.

Sin embargo, la ciudad alicantina  se codea con destinos como Costa Rica por su distintivo sostenible. La alta y vertical densidad conlleva un uso eficiente de los suministros ya que el consumo energético, del agua y de los combustibles fósiles queda reducido a un solo núcleo. De esta forma, la huella ecológica de los turistas que pernoctan en Benidorm es mucho más pequeña que la que dejan en destinaciones con modelos extensivos.

Así pues las ciudades compactas son los auténticos destinos sostenibles. Y, ciertamente, parece difícil encontrar algo más compacto que la mencionada localidad turística alicantina: playas, miles de apartamentos y cientos de restaurantes y pubs en la misma calle.

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